- Crítica Teatral.-
Vista: 17-Mayo-2013.
Loa espacio Proarte.-
- Peripecias de enamorados.-
Érase una vez, no hace mucho tiempo, cuatro actores
Que por los vastos mundos del teatro viajaban
Y que con mucho ímpeto buscaban, su próxima obra para actuar
De todos los tipos encontraban, pero con ninguna se quedaban
Hasta que un día, a un fantástico país arriban
No era menos que la tierra de la igualdad, la fraternidad, la libertad
y las guillotinas
En la que de las heroicas historias de capa y espada prendados terminan
“Somos tres mosqueteros con capas de mosqueteros” dice uno cuando las
luces lo iluminan
Entonces los demás se disponen a continuar la pantomima
Pero ni bien la historia comienza una trágica noticia la termina
Una carta ha llegado que a no hacer la obra los obliga
¡Pero ya todo está preparado! ¿Cómo al público esta interrupción se le
explica?
Y en ese momento una sombra sobre el panorama se replica
¡Es el Cyrano! Ese que a escribir poemas se dedica
El mismo que está enamorado de su prima y cuya nariz lo identifica
¡A la guillotina tan nefasta carta! O mejor no, porque para la obra
hace falta
Los actores contentos conservan las capas y espadas
Y dichosos por su buena suerte a contar una nueva historia se preparan
Esta vez la de una nariz que un hombre pegado llevaba…
“Cacyrano” retoma el
argumento general del “Cyrano de
Bergerac” de Edmond Rostand que cuenta la vida y desventura de un hombre de
gran valentía, poeta de vocación, militar de profesión pero que sin duda su
rasgo más característico es su
prominente nariz. Avergonzado de su fealdad, mantiene en secreto su amor por su
prima Roxana, quien a su vez se enamora de un joven soldado que pasará a estar
bajo la protección de Cyrano no solo cuando les toque partir para la guerra
sino también como portavoz del amor del joven Cristián hacia Roxana. Serán los
profundos poemas y frases románticas los que conquistarán a la muchacha quien
nunca se enterará hasta último momento, cuando la guerra termine y ella se
interne en un convento porque le fue quitado lo que más anhelaba, que no eran propios de su enamorado sino de
alguien más. En medio de todo, para complicar las cosas, interviene De Guille,
militar de alto rango que pretende ganarse o robarse el amor de Roxana de
cualquier forma.
Es así que estos personajes van escapándole a las guerras de
la patria y las del corazón mientras el argumento del texto se mixtura escena a
escena con el relato de los actores que ensayan esta nueva obra ante la
negativa de no poder presentar la que ya tenían armada (“Los tres mosqueteros”
de Dumas)
La teatralidad como recurso escénico hace posible la
intervención dramatúrgica de este nuevo relato sobre el argumento general del
texto de Rostand, apareciendo así dos terrenos dramáticos distintos sobre los
que actores se mueven: en uno la obra sucede, en el otro está siendo ensayada.
Por otro lado, habilita la adaptación de códigos y una
estética actuales a una obra escrita en el siglo XIX. Esto es, proponer una
puesta en escena nueva de un texto clásico pero sin intervenir directamente en
los problemas, temáticas, ideologías o filosofías tratadas en él, ya que el
foco de interés está puesto en otro lado: contar desde el cuerpo, hermosa,
sencilla y sensiblemente una historia.
Una escena totalmente despojada de mobiliario (más allá de
algunos objetos que son incidentales e introducidos por los actores a los fines
prácticos) y una utilización de la luz como forma de enfatizar estados de ánimo
o momentos de transición, forman parte de ese código.
El juego como principio de creación de los actores se ve
potenciado por las decisiones de utilizar un vestuario estampado de colores
vívidos, un maquillaje que resalta los mejores rasgos de los actores en función
del personaje, así como también habilita el tránsito y resignificación de
objetos de un plano al otro (por ejemplo, carta de argentores que al principio
les llega a los actores, y que luego
sirve como carta dirigida a algún personaje dentro de la historia, etc)
El mundo del clown juega constantemente con la realización
de grandes hazañas pero que no siempre salen bien. Esto aporta a la puesta un
tono general de comicidad pero también de gran sensibilidad e hila al mismo
tiempo los dos planos: los actores jugando a montar esta obra ponen toda su
voluntad en ella pero en su ingenuidad yerran una y otra vez.
Por eso el clown, también como registro actoral, puesto al servicio de esta obra en particular funciona en muchos niveles: cómo
forma de desplegar nuevos sentidos respecto de lo clásico. Como unificación de
los dos relatos antes mencionados. Como lugar del cual nutrirse para pensar una
estética. Como medio en el que los actores pueden confesarle al público que su
relación con lo que más aman, que es el teatro, es tan compleja y accidentada como
el amor de este hombre por esa mujer.
-Si existieran los
finales felices…-
El personaje del Cyrano es un anti-héroe, aspecto que se ve
enfatizado en esta puesta a través del tono actoral y el tratamiento del texto,
ya que su imagen de hombre valeroso y realizador de grandes proezas se ve
opacada por sus características menos favorables como sus rasgos físicos que lo
califican como feo, su pasión y habilidad con la poesía, y su abnegación hacia
el amor que se le vuelve imposible relegándolo a un segundo plano donde se
vuelve ayudante del hombre correspondido por su amada. Al final de todo no
puede declararse vencedor en nada.
Los elementos estéticos que hacen a la puesta transmiten al espectador la idea
de ser llevado a un cuento o una función de títeres apelando al imaginario de
ese niño que alguna vez fueron. No hay príncipes ni princesas ni felices para
siempre pero si hay cuatro actores prestándole sus cuerpos, voces y alma a una
historia que reivindica a todas las historias de amor que no aparecen en los
cuentos de hadas.
Si existieran los finales felices, posiblemente el teatro no
existiría. Si todas las historias del mundo ya hubieran sido contadas, no existirían
más los actores. Si lo personal fuera tan universal todos, historias y actores,
tendrían algo en común. “Si”…es una posibilidad de algo que podría ser, pero no
hay forma de saberlo. “Casi” es una proximidad a lo real. “Cacyrano” una
declaración de amor, devoción y compromiso de cuatro actores y una directora a
su “Roxana”: el teatro.